martes, 27 de marzo de 2007



Los nuevos diarios

Lo escribes y no sabes muy bien por qué; te sientes mejor... esa es la sensación que se suele tener al redactar en un diario. Puede servir para desahogarte, para “gritar” con palabras escritas algo que quieres que todos, pero nadie en concreto escuche, o para mil cosas más... es un pequeño espacio en el que poder expresarlo todo. Pues hasta eso ha cambiado: nacen los blogs, un nuevo servicio que puede servir para llevar a cabo esa función a veces vital y muchas otras, ahora hay alguien que “escucha” lo que escribes... y te contesta.


What´s new in ´92, de Tim Berners-Lee, es considerado el primer blog o al menos en él se encuentran sus orígenes. En 1992, la aparición de los sitios web pitas.com y blogger.com, que permiten la creación de blogs personales, supodrá la expansión definitiva de este nuevo componente de la Red.

Con el nacimiento de los blogs se inició una nueva etapa en Internet en la que los ciudadanos cobraron más importancia. Se convirtieron en un medio de expresión de fácil uso, gratuito, al que poder acceder desde cualquier momento y lugar y que, además, consigue agrupar a un número ilimitado de receptores que comparten aficiones, pensamientos, ideales... Todos ellos forman lo que se denomina Blogosfera y su evolución no afectará únicamente a Internet sino también a los demás medios de comunicación, a la política, y a toda la sociedad en general. En este sentido resulta bastante interesante el trabajo realizado por José Luis Orihuela. A través de su web se pueden observar las múltiples variantes de los blogs y su vinculación con el periodismo en general.

Pero al margen de estos aspectos, creo que el factor social es clave para comprender el éxito que han tenido. Manuel Campo Vidal dirige un vídeo en el que se puede ver reflejado esto perfectamente. Hechos históricos de tanta relevancia como los atentados del 11 de Septiembre (relacionado con lo cual es bastante interesante visitar el blog del New York Times o e-galeradas); la revolución naranja de Ucrania del 2004 son sólo dos ejemplos en los que el número de blogs aumentaron para convertirse en una alternativa a toda clase de censura, proporcionar información y reflejar esa unión de la sociedad que pueden llegar a conseguir.

Todo esto ha llevado a debates relacionados con si afectará o no al periodismo, si ahora cualquier persona a través de su blog puede actuar como un periodista o mejor, como ciudadanos reporteros. Pero creo que no se trata de esto. Los medios tradicionales con el nacimiento de Internet inventaron el formato digital de sus ediciones y ahora, ante la fama de los blogs, han optado por no quedarse atrás y formar parte de la blogosfera sin dejar de ser profesionales. Ejemplo de esto son los blogs creados por El país, el Mundo, o también grupos de periodistas y documentalistas como es el caso de programa lo que yo te diga de la Cadena Ser. Frente a ellos están los demás, que se pueden englobar en otras categorías (por ejemplo es muy interesante peaceblogs) pero que no tienen por qué afectar al mundo del periodismo profesional sino que hacen efectiva la libertad de expresión de todas las personas. (El siguiente vídeo trata precisamente de esto)

En definitiva, saquémosle el máximo partido a este nuevo medio de expresión para eso, para que cada uno diga lo que quiera, lo lea quien quiera y lo responda quien quiera...

sábado, 10 de marzo de 2007

Sociedad y tecnología en el siglo XXI

Durante el transcurso de la exposición de la última clase de Periodismo en la red se analizó cómo la tecnología constituye actualmente un campo imprescindible de la sociedad y ha ido adquiriendo consecutivamente mayor relevancia hasta, incluso, dar lugar a tres ideologías distintas centradas en ella.

En primer lugar, la que recibe el nombre de paradigma central, que considera la tecnología un gran poder que condiciona cualquier progreso social. Frente a ella se encuentra el movimiento antitecnológico o ludismo, una postura que rechaza cualquier tipo de progreso ya que sólo entorpece y debe desaparecer. En una posición más intermedia estaría el tecnorrealismo, que analiza críticamente el papel que juega la tecnología y sus distintas facetas en la evolución humana cuyos aspectos, tanto positivos como negativos, deben ser tenidos en cuenta a la hora de abordar su estudio y aplicaciones.

Por lo tanto, la tecnología se constituye como un gran reto para el conjunto de la sociedad, aparece asentada bajo la forma de aparatos y servicios cuya presencia nos resulta del todo necesaria en la vida cotidiana y, consecutivamente, configura lo que se ha llegado a denominar como “una nueva comunidad basada en la Red”.

Sin embargo la evolución tecnológica no se da por igual en todo el mundo y en el caso de España, como refleja el Informe eEspaña 2006 de la Fundación Francetelecom, se evidencia esa desigualdad. Aunque sí se puede apreciar una mejora respecto al año anterior en el estado de la Sociedad de Información, ésta no se da de forma equilibrada. Mientras que el número de internautas avanza lentamente, la administración incrementa día a día su relación con las empresas y no con los ciudadanos, y la telefonía móvil se consolida como sector principal con el 100% de penetración. En el ámbito internacional, este contraste perjudica hasta el punto de situar a España entre los países más atrasados ubicándose por detrás de otros como Alemania, Grecia y Luxemburgo.

Junto al análisis de estos datos, hay que considerar el ritmo al que se desarrollan los nuevos servicios. Un ejemplo de esto es el vídeo sobre la web que tuvimos la ocasión de ver durante la clase. En él, se reflejaban las facilidades de las que disponemos: cómo a partir de una sola palabra, se puede llegar a múltiples servicios de una forma antes inimaginable. Por lo tanto, la tecnología y su evolución se han convertido en una forma de analizar el grado de desarrollo de una sociedad y de su bienestar de forma que su tratamiento y adecuación a las comunidades debe ser una prioridad. Es esencial que sociedad y tecnología se equilibren para lograr beneficios, pero para ello son necesarios cambios que permitan una evolución de todos los países por igual. Un punto de partida podría ser facilitar aún más el acceso tecnológico a todos los sectores, incluidos, por ejemplo, la tercera edad; o, también, incrementar los fondos de investigación. Quizá de esta forma se alcanzaría el máximo rendimiento a una tecnología que es el futuro y la solución a grandes problemas de la humanidad.